miércoles, 22 de octubre de 2014

Periodo de adaptación

Me gustaría hablar  un poco sobre el periodo de adaptación, aunque personalmente opino que  debería llamarse periodo de vinculación ya que el niño se separa de sus padres por primera vez, es decir, se separa del primer y más importante vinculo de su vida y para que esta separación se realice de forma sana y natural, el niño  ha de establecer vínculos con otros adultos, con un nuevo espacio y con otros niños.
Para que estos nuevos vínculos se den  es necesario  que exista un período de tiempo en donde se comparta el espacio ,donde convivan  los padres, los niños y las acompañantes. Esta es la forma de aproximarse a ese otro adulto en un entorno seguro,  cuando todavía los papás  están cerca por si los necesita el niño. Y, a su vez, por parte de las acompañantes también existe en ese momento la tranquilidad de poder construir el vínculo en base al placer compartido con el niño y no tanto por situarse como autoridad que pone límites y define lo que se puede y lo que no se puede hacer en el espacio. Estas primeras normas básicas de funcionamiento son mucho mejor acogidas por los niños, por lo general, cuando la acompañante  primero se las transmite a los padres y éstos actúan como portavoces de estas normas con sus hijos.
Si en ese momento, los padres están presentes, serán ellos los que marcarán los límites al niño, lo que permite que la relación del niño con la acompañante se inicie más desde el placer que desde  la frustración. En estos primeros contactos del niño con su acompañante referente, el padre o la madre observan cómo es esa relación, cómo se aproximan mutuamente, cómo van cogiendo confianza a través del juego compartido, de la presentación del espacio de la escuela, de los materiales, de los juegos, de otros niños, etc.

 Otra imagen importante para los padres en estos momentos  es cuando ven cómo las acompañantes interactúan con el resto de  niños que ya no están con sus papás o mamás. En este tiempo que la familia está acompañando al niño en la escuela, los padres observan cómo les acompañamos, les acogemos, les  permitimos expresar  sus emociones  desde la tranquilidad y alegría hasta la tristeza y el enfado. Ven como es la despedida de otros niños, unos acompañan a mamá o papá hasta la puerta, otros necesitan un abrazo… cada día van construyendo sus pequeños rituales de despedida, rituales que le van a dar la seguridad y confianza para el momento de la separación.
Con la observación de estos procesos los papás y mamás van confiando poco a poco puesto que están viendo que cuando ellos no estén allí sus niños estarán bien acompañados. Esto es de vital importancia puesto que es tan importante la confianza del niño hacia nosotras como la de los papás, no solo a nosotras, también hacia el espacio, los otros niños y  lo más importante a su hijo.
Esta separación es difícil no solo para los niños, algunas veces son los papás los que no están preparados para marchar y el niño también responde a ese inconsciente de los padres. Es difícil diferenciar lo que pertenece al sentir de los padres y lo que forma parte del sentir del niño. Por ese motivo acompañamos el proceso del niño y también el de los papás.
Me gustaría terminar con un resumen muy cortito de lo que ocurre en el día a día del periodo de vinculación en nuestra escuelita:
Los primeros días uno de los papás  está presente pero en un lugar diferente “ la sala de los cuentos” de dónde hay actividades y juegos con otros niños y niñas; el niño conoce el camino y bien solo o con ayuda de su acompañante, acude a ella para refugiarse, reasegurarse, encontrarse  y volver a separase para seguir explorando en el nuevo espacio. Y justo cuando el peque lo esté pasando mejor la acompañante invitará al papá o mamá a marcharse. Esto es difícil pero se trata de que el niño  se marche a casa con ganas de más.
Poco a poco, cuando sea el momento el papá o la mamá  empieza a irse un rato, alargando cada vez más el tiempo de separación  si se ve que hay un nivel de aceptación considerable. Ejemplo: “mamá se va a comprar y en un rato vengo por ti”  es importante que el niño se despida y escuche lo que le está diciendo mamá. Y  Cuando mamá vuelva le mostrará el pan que ha comprado “tenemos que ser coherentes y sinceros”.
Un día por él mismo y ante la perplejidad de los papás, el niño con su lenguaje nos comunica que ya se pueden ir, que es su momento para la adaptación  e integración sana. Su deseo de la novedad o la curiosidad son más fuertes que la seguridad encontrada al lado de la madre.
Después de esto puede ocurrir, y de hecho es natural que ocurra, que se dé un retroceso, volver a pedir que vuelvan los papás; hecho que no interpretamos negativamente sino como parte de un proceso positivo en la necesidad de reasegurarse para alcanzar la plena independencia. En este caso respetamos la necesidad del niño y, si lo necesita, papá o mamá se quedará más tiempo acompañándole en el espacio.


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